MUJERES QUE CREAMOS Y SOÑAMOS - 1 AÑO

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lunes, 17 de enero de 2011

Una amiga, una caja y una Niña - Cora Martínez

La voz de mi nieta me pregunta
Por qué siendo tan linda esta cajita
la tienes vacía?
No está vacía, le respondo.

Allí guardo las cosas invisibles:
las cintas de mis trenzas,
mi primer delantal
mis panes hechos de barro
Y mi alegría de verlos así,
chiquitos y café.

También guardo una teja
para jugar al luche
con la que juego cuando
tejo alguna cosa para tí
y mi cuerda de saltar.

Guardo también la risa
de mis reinas,
unas chiquillas traviesas
que al grito de !Adelante!

Con espadas de palitos
y estandartes de latas
juegan a los romanos.

Me regalaron para mi caja
un trompo y unas bolitas,
te las voy a dejar de regalo
algún día.

Pero con una condición
que no se pierda la risa,
ni tampoco la alegría.
Y la seguirás tú llenando,
porque aún le queda espacio.

lunes, 3 de enero de 2011

TRABAJO CLANDESTINO SIN MILITANCIA - Sofía Catalán Villalobos

Nunca tuve una militancia definida, yo misma me consideraba militante de la Unidad Popular porque mis ideas siempre fueron de izquierda. Cuando cayó el Gobierno de Allende un amigo comunista me pidió apoyo económico para la prensa clandestina que imprimía panfletos contra la dictadura, denunciando lo que estaba sucediendo, su esposa era la que recolectaba el dinero y me entregaba los panfletos para yo repartirlos. Sabía muy bien lo que estaba arriesgando, pero sentía que era mi obligación y lo hacía con mucha conciencia y cuidado, ni siquiera mi esposo ni mis hijos nunca lo han sabido hasta la fecha.
Mi misión era trasladarme desde la Estación Central donde vivía hasta el paradero 18 de la Gran Avenida donde había una cancha donde jugaban partidos de futbol los días domingos. La cancha estaba rodeada de militares vigilantes porque sólo se permitía que hubieran grupos de a tres personas de esos partidos, todos eran participantes de la UP y me iba acercándo a ellos de grupo en grupo para poder hablar con ellos y comunicarles lo que estaba sucediendo y entregar aquellos panfletos...
DIRECTOR DE UNA ESCUELA DE NIÑAS
Subió al poder en 1970 Salvador Allende Gossens y hubieron muchos cambios en la administración pública. En ese tiempo trabajaba en una Escuela de Niñas y la directora jubiló y para sorpresa nuestra en su reemplazo llegó un director, cosa que en los régimenes anteriores no se estilaba, debía ser mujer la directora de escuelas de niñas.
Pasado el asombro continuó el trabajo regular y el director que era una persona muy respetuosa y hábil comenzó a conversar en privado con cada una de nosotras enterándose quienes apoyábamos el régimen de la Unidad Popular, él era comunista.
Sólo tres de todas las 20 profesoras apoyábamos la Unidad Popular, a las otras no le interesaba la política, de ahí que nos invitó a participar en un nuevo movimiento que se empezaba a gestar en el Magisterio.
Las reuniones las hacíamos en una escuela de hombres que estaba cerca a la nuestra. Dos de las tres partidarias asistíamos allí donde nos daban a conocer los planes de educación de la Unidad Popular, discutíamos los problemas que existían y las huelgas que amenazaban la tranquilidad del país.
Cuando la cosa se puso seria con la huelga de camioneros que hacían imposible la distribución de productos alimenticios, se nos comunicó que en el Liceo de ese sector de Quinta Normal había un subterráneo en que nos debíamos dirigir si algo serio pasaba, ya se veía venir el golpe...
Era un lugar seguro, jamás me enteré que habrían armas como se dijo en alguna oportunidad, sino solo era un escondite donde debíamos refugiarnos. Siempre me ha quedado la duda, algunos se creyeron que como eramos mujeres no éramos capaz de tomar las armas?
Despertamos con los helicópteros rondando por los cielos de Santiago y las patrullas de militares invadieron la ciudad, fue el maldito 11 del septiembre, donde los militares que sólo hace unos meses habían jurado lealtad al Gobierno de Allende dieron el Golpe y encarcelaban a miles de compatriotas, torturándoles hasta la muerte y haciéndoles desaparecer. Me presento a mi director a las 11 de la mañana y dice que no hay nada que hacer que vuelva a casa ya que bombardearon La Moneda y la cosa se pondrá muy difícil. El me pide un favor, si es posible que guarde su carnet de militante del PC que llevaba consigo en su chaqueta. Yo lo tomé sin pensar en las consecuencias que podría traer guardándo éste en el sótano de mi casa, supongo que aún está allá, pues nosotros con mi familia viajamos a Suecia como refugiados y dejamos arrendada la casa.