La voz de mi nieta me pregunta
Por qué siendo tan linda esta cajita
la tienes vacía?
No está vacía, le respondo.
Allí guardo las cosas invisibles:
las cintas de mis trenzas,
mi primer delantal
mis panes hechos de barro
Y mi alegría de verlos así,
chiquitos y café.
También guardo una teja
para jugar al luche
con la que juego cuando
tejo alguna cosa para tí
y mi cuerda de saltar.
Guardo también la risa
de mis reinas,
unas chiquillas traviesas
que al grito de !Adelante!
Con espadas de palitos
y estandartes de latas
juegan a los romanos.
Me regalaron para mi caja
un trompo y unas bolitas,
te las voy a dejar de regalo
algún día.
Pero con una condición
que no se pierda la risa,
ni tampoco la alegría.
Y la seguirás tú llenando,
porque aún le queda espacio.
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