Recuerdo que desde muy niña te admire, fuiste mi primer referente de fortaleza y lucha por la vida mostrándome que todo se conseguía a base de esfuerzo, me enseñaste que en la vida nada era gratis si no se luchaba por obtener lo deseado. Siempre tenías respuestas a mis preguntas, siempre el consejo oportuno y la palabra adecuada, tomaba mi mano y la apretabas cada vez que me llevabas a algún lugar, tus visitas no eran muy contínuas, pero cuando lo hacías, mi hogar se llenaba de tu persona. Te apoderabas de la cocina y de esta salían ricos aromas que inundaban hasta el último rincón de nuestra casa. Como no recordar los términos de escuela, esperaba ansiosa tu llegada, pues sabía pasaría mis vacaciones en tu casa, esa casa llena de flores que tan amorosamente cuidabas. Tomabas mi mano la apretabas fuertemente hasta llegar al tren que nos trasladaría a tu casa. Aquella casa que poco a poco se iba llenando de primos y parientes. Un ir y venir de gentes todo el verano, esto siempre fue así. Sin darme cuenta fui creciendo y conocí el amor. Te contaba cuánto lo amaba, era muy jóven y mi pololeo duró muchos años, muchos para tu gusto. En estas conversaciones buscaba tus manos que siempre cuidabas, quizás tu único signo de coquetería. Las tenías blancas, gorditas y lindas. Un día te conté que me casaba y quería tu fueras testido de ese día tan importante. Fue una ceremonia muy sencilla por el civil y en tu casa. Recuerdo que adornaste con muchas flores y la frangancia de éstas invandía tu gran caserón. Te pusiste tu mejor vestido, estabas hermosa, para mí eras la más linda. Te pedí apretaras mi mano. Este contacto que con los años fue tomando importancia en mi vida. Era mi forma de comunicarme contigo, no eran necesarias las palabras. Sentía que con un pequeño apretón traspasábamos todos nuestros sentimientos de amor puro, amor incondicional, amor que perdura en el tiempo. Mis visitas se fueron distanciando, mi vida había tomado otro rumbo. Era muy feliz junto a mi compañero. Compartíamos los mismos ideales, luchábamos por una igualdad de condiciones para la gente de nuestra patria, por el derechoa la educación, vivienda, salud, trabajo y justicia social. Estas eran nuestras banderas de lucha. Cuando nació nuestra hija te la llevé para que la conocieras y al tomarla tú, sentí que mi pedacito de carne había despertado en tu ser sentimientos de amor desde el primer momento que la tuviste en tus brazos. No recuerdo el tiempo pasado desde nuestro último encuentro, siento que fue demasiado y quizás el más duro de mi joven vida.
Llegué sola y con la mitad de mi ser. Mi otra parte la habían destruído... Destruídos mis sueños y destruídos mis proyectos de vida. Recuerdo te dije tengo tanta pena, mucha pena. Lo busco y no lo encuentro, tu respuesta fue "algo abrá echo".No buscaba tu juicio, buscaba tus manos !abuela! Esas manos que me dban seguridad, esas manos que me guiaban por un camino sin tropiezos, esas manos que tanta falta me han hecho a lo largo de los años.
Abuela nunca supiste lo que vino después, supieras que no pude seguir viviendo en mi patria, "peligrosa para el Estado de Chile", que salí con mi niña y mi gran amor en mi corazón, que nunca lo encontré. Que vivo en las heladas tierras de Suecia, que al poco tiempo de llegar me enfermé y pasé tres meses en un hospital. Que viví años haciendo la maleta para regresar, que a fuerza de terapias fuí aceptando mi vida, aprendí a vivir con el dolor y todo lo pasado y que a pesar del tiempo transcurrido, aún vuelven los fantasmas, que aún tengo secuelas de mi paso por centros de torturas y un periodo de incomunicación. Que tuve que reinventar mi vida y volver a comenzar. Que me caí y levanté muchas veces y hoy con más de 60 años, que me parecen cien, retomé algo que siempre me gustó, trato de pintar, doy forma y colores a mis sueños rotos. Hoy vivo el día a día y siempre tratando en la medida de mis fuerzas, seguir levantando mi voz por las injusticias, tratando de conservar valores y principios que me han acompañado a lo largo de la vida. Te das cuenta abuela el día que nos encontremos en algún lugar del universo, todo lo que tengo para contarte, "tomada de tus manos."
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